Mi viaje comenzó hace casi un mes. Dejé Buenos Aires el 23 de Enero. Pasé primero por Barcelona donde me reencontré primero con el frío y luego con mi familia.
Mi hermana Patri me esperaba ansiosa con la valija casi terminada y los últimos tildes a las listas de cosas pendientes para hacer antes del viaje. Luego de una escala fugaz por Londres donde visitamos a una gran amiga que vive allí, aterrizamos en Delhi el 29 de Enero. Nuestro "Vivek Hotel" se encontraba probablemente en la zona más ruidosa y caótica del centro de Delhi. Apenas dos metros de una callecita sin vereda y sin asfaltar absorvían los ruidos de rickshaws, motos, niños, vendedores ambulantes y miles miles y miles de bocinas.
Fueron solo dos días pero nos sirvieron para visitar a la ICCR (Indian Council for Cultural Relationships) donde nos recibieron con los brazos abiertos y muchas propuestas y recomendaciones. Nos sirvió también para abastecernos de un módem inalámbrico y un celular ("antes muertas que sencillas" dice una gran canción amiga).... y algunos regalitos para el alma consumista. Main Bazaar, la zona de nuestro hotel, tiene los más lindos bolichitos de zapatitos, accesorios, ropa, en fin, es como un niño en una juguetería.
IndiGO, linea aérea local, nos trasladó junto con una comitiva política hasta la ciudad de Bhubaneswar. Allís nos esperaba Shibashis Pradhan, o para nosotras hoy, nuestro gran querido amigo Shibu. Es el hijo de Guruji Gangadhar Pradhan, uno de los exponentes más importantes de Odissi de estos días.
En la ciudad compramos saris de práctica y algunas cositas más ibamos a necesitar en nuestra cottage y segun Shibu era mejor comprar allí.
Hicimos 100kms en una hora y media de auto, por una ruta que dividía amplios terrenos verde flúo con cosechas de arroz, pueblitos humildes, gente trabajadora en cuerpos casi desnudos, decorado con la música funcional del auto de Shibu y las charlas con un matrimonio recién celebrado entre dos amigos que nos acompañaban en el auto.
Natya Mandap, Konark, es un paraíso del arte, la música y la danza.
Allí se entrenan los Gotipua, niñitos varones entre 5 y 16 años que bailan con trajes de mujer y representan las historias más antiguas de Orissa y realizan acrobacias dificilísimas, brindando a quien lo mira, una singular variedad de sensaciones.
Nuestros maestros, Manoranjan Pradhan y Ganesh, nos transmitien las bases del Odissi con una dedicación y paciencia logrando que nuestros cuerpos acepten las prácticas duras con transpiración y sufrimiento pero con una gran felicidad.
Las enseñanzas en la Escuela también nos regalan clases de Tabla y clases de canto junto a los Gotipua. También la experiencia en India nos regaló algunos momentos no tan felices ya que nos esta costando "digerir" un poco la nueva dieta, pero bueno, continuamos con este hermoso viaje lleno de detalles, paisajes, palabras, gente nueva, colores, aromas, sabores, todo nuevo, todo diferente, todo lindo. Un beso grande para todos!
domingo, 15 de febrero de 2009
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Bienvenidas al Blog!!!
ResponderEliminarTe estabamos esperando ...
Te espero en Chennai. Cuidense !!
Las quiero Sil
Que divinios los nenitos haciendo mudras! XD sería re lindo aprender todo esto desde chico...bah, lo digo ahora no, más de uno debe querer irse a asustar algunos monos antes que dithi tei jaja.
ResponderEliminarBesos y suerte con la comida